viernes, 25 de diciembre de 2009

5.- Contando gotas de lluvia

"Todavía no logré entender para qué viniste. Son más fáciles de comprender mis motivos tristes". Empezaba a hacer demasiado tiempo desde que una canción me llevó de la mano. Tengo mis motivos tristes para elegir este tema de Fabián; Atardeceres.



Se mueve el mundo muy lentamente, pero están juntándose al fin todos los detalles. Los pequeños retazos de un vuelo mejor.
Me faltan los recuerdos. No me había pasado nunca. Me vienen a la memoria faltas del pasado, torpezas que cometí sabiendo perfectamente lo que hacía. Pero no distingo los sabores ni me inunda la calidez de otros tiempos. Estoy perdiendo los recuerdos y sin embargo me asaltan los errores de forma borrosa. Ando algo perdido.
Te mentí cuando te dije que sabía soñar. Estoy aprendiendo ahora, y es más difícil de lo que pensaba.
Tuve la huída más dramática que pude, y aquella última bala casi me cuesta una vida.



No diré de quién era aquel cuadro, ni en qué lugar estaba expuesto, por su espantoso ridículo.
Dos damas de avanzada edad y un anciano caballero visitaban la exposición con curiosidad, ilusionados por tanta belleza alrededor. Cuando llegaron frente al cuadro se detuvieron. Estaba expuesto en la pared de una terraza, y se había colocado un pequeño banco mirando al cuadro, dando la espalda al mar. El cuadro en cuestión se suponía la obra central de la muestra.
El anciano se marchó de la terraza dejando allí a las dos damas, y volvió a los diez minutos acompañado por un amigo suyo algo más joven.
Se detuvieron los dos frente al cuadro, las manos en la espalda. Luego negaron con la cabeza casi al mismo tiempo. Las señoras estuvieron de acuerdo.
Entre los dos caballeros, agarrando cada uno un extremo, dieron la vuelta al banco. Después se sentaron. Ellas siguieron visitando la muestra. Ellos quedaron mirando al mar.



Zacatín es un mundo, no una calle. Porque en una calle no caben tantos deseos ni ilusiones. Es un mundo porque te puedo pensar al completo, y en una calle no estás tú, solo hay kilómetros. O metros que separan.
Zacatín es un mundo, después empieza todo lo demás.