miércoles, 2 de septiembre de 2009

2.- Contando gotas de lluvia

Si hay algo malo en esto de escribir es la soledad del final. Que no quede nada para mí. Imagino cada vez que termino un escenario vacío, camareros recogiendo las mesas y un micrófono desenchufado junto a una guitarra que reposa en su funda. Tiempo para los focos y el silencio.
Si hay algo malo en esto de escribir es que siempre, entre líneas, me dejo llevar por los recuerdos. Siempre te pienso llegando, como aquella tarde de Agosto de estos nuevos años; las cosas nunca salen como uno esperaba.
Si hay algo malo en esto de escribir...



Viendo a deshoras la televisión ponen en no diré que canal un quinteto de guitarristas, todas mujeres, que tocan piezas clásicas. Van todas vestidas de rojo y guardan las formas con una rigurosidad que da miedo. Todo rojo. Y nadie se ríe. Si uno no mira la pantalla, la música ameniza bastante la vigilia, pero mirar asusta. Digo yo que a alguien más le habrá pasado, que estas mujeres programarán el video o algo sino desean verlo en el momento que lo retransmiten para después poder decir; "mira, salgo en la tele". Que alguien, por favor, se dé por aludido y les cambien la indumentaria la próxima vez. Sé que esto es grabado, pero el día que graben de nuevo... Por favor.



Esta mañana he visto el telediario. Sé que debo estar informado, pero prefiero ver el refrito de noticias que hacen a eso de las cuatro de la mañana. Así no me amargo el día. Esta mañana, decía, he visto el telediario. Y así me ha ido. Me ha costado varias horas reponerme del susto.
Al final han decidido que el caso de Marta del Castillo termine de dirimirlo un jurado popular. En mi opinión es un error bastante grave, porque el populacho creo que ya tiene más que juzgados a los implicados, y desde luego no les va a temblar la mano a la hora de pasarse por el arco del triunfo el código penal. Es verdad que no es un gran código, y que la justicia en este país ocupa demasiado tiempo en salir en los periódicos y muy poco en hacer bien su trabajo, pero aún así dejar el asunto en manos del pueblo me parece que es tirar a dar. En fin, malas noticias, como siempre que veo el telediario.



Y llegó Septiembre. A todas luces, un mal mes, pero hay que sobrellevarlo. Sigo recordando que escribí aquella canción, aunque ya no sé tocarla.



Tengo prestado un libro de un escritor atípico. Solo habla de su vida. En contra de lo que suelen ser los escritores, que tienden a observarlo todo y a escribir porque no saben pintar, él escribe porque quiere contar su vida, y no tiene a quién contársela. Habla muy bien de Granada.
Yo de Granada conservo dos recuerdos distintos.
En un primer recuerdo, Granada es el lugar donde hice una parada breve y me rompieron el retrovisor del coche con toda la intención que una patada tiene.
En el segundo recuerdo, la ciudad de la Alhambra es un hogar para los que van de paso, la coartada de todo el que quiso perderse. Cobijo en el Albaicín, miradas desde San Nicolás.
Si hay algo malo en esto de escribir...

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